El bingo del embaucador
Como dice un viejo chiste: – ¿Cómo saber cuándo miente un político? Cuando mueve los labios.
Se acercan las elecciones municipales de mayo de 2019 y los principales dirigentes y portavoces ya están empezando a airear en discursos y declaraciones sus eslóganes de moda para esta primavera. Como sabemos, ya no es necesario elaborar un programa coherente que presente distintas alternativas a los problemas reales de la gente, compare sus pros y contras y proponga las mejores soluciones; no, eso solamente serviría para la gente con espíritu crítico que no tiene su voto ya asignado de antemano a un partido.
Aún así, tanta inercia electoral nos está haciendo perder la capacidad de reconocer cuándo incluso «los nuestros» nos quieren vender la moto. No nos paramos a pensar que la misma palabrería vacía que ahora nos hace sentir tan bien en boca de «nuestro» amado líder (¡qué bien habla! ¡cómo ridiculiza a los otros!) no significará nada el día después de ser elegido: un dirigente sin programa, sin argumentos y sin obligaciones contraídas hacia nosotros salvo la de «vamos a ganar» o peor aún, «vamos a machacarlos».
Ya que no vamos a poder cambiar el resultado, al menos demostremos que no nos dejamos manipular como tontos y divirtámonos «cazando» a los timadores.
Este bingo del embaucador reúne en forma resumida muchas falacias argumentativas y frases que cualquier político de cualquier signo puede usar diariamente. Se puede usar como cinco en raya, como ronda de chupitos o cualquier uso que se vea adecuado. Cuantas más frases se pronuncien, más vacío es el discurso y más peligroso el político que lo use.